Lucía crece tan rápido que se olvida que un día fue un gordo e indefenso bebé. Tan fuerte, tan viva, tan curiosa, tan mayor.
Por supuesto, yo crezco en la misma proporción. En realidad, no crezco, pero el tiempo pasa también para mí. Más canas, más cansancio, igual alegría, misma capacidad de sorpresa, nuevas lágrimas, inéditos lunes de madrugón y me pongo a dieta. Más viernes de menos mal que ya llegó el fin de semana. Otro curso, la Navidad, la Semana Santa, el verano.
Pero qué duda cabe que vivir todo esto es lo grande. Y lo inmenso es vivirlo bien. Con calidad. Creando y saboreando momentos felices que guardaremos en nuestra memoria por el resto de nuestra vida.

Por la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cuéntame tu opinión!