El otro día, uno de esos en las que la mañana me sorprendió restándome horas de sueño y regalándome un poquitín de insomnio, me coloqué frente a la tele y, aprovechando que era sábado y la nena dormía (rezaba para que lo hiciera un par de horitas mas), me dispuse a buscar algo que mereciera la pena en el panorama televisivo.
No debía yo tener muy ánimo ese día puesto que me enganché a una peli japonesa (o china, no estoy muy segura) con título extraño, parecido a "After dead" y que trataba sobre un puñado de difuntos que, bajo la supervisión de otros de su misma naturaleza y que actuaban como maestros de ceremonias, debían elegir en unos pocos días, el recuerdo de su vida que les acompañaría para toda la eternidad, dejando atrás cualquier otro recuerdo.
No sé porqué me dejé llevar, ni como aguanté las casi tres horas de película. Curiosidad, supongo. Era una de esas, de realización de bajo coste (nunca había visto antes alguna de ese tipo, al menos, ninguna que no fuera norteamericana o española) donde el presupuesto para vestuario, maquillaje, efectos especiales, decorados, o exteriores, brillaban por su ausencia.
Aun así, me tuvo enganchada hasta el mismísimo final. Supongo que me identifiqué con algún personaje e inconscientemente, empecé a elegir el recuerdo que podría acompañarme para toda la eternidad.
Oiga, que no es nada fácil. Cómo elegir, si tienes tantos buenos, o por el contrario, cómo hacerlo si odias tu vida y no te gustaría que nada de lo que te ha rodeado en tu dimensión terrenal se te pegara hasta el fin de tus días.
Mi caso se parecía mas al primero. Me costaba decidirme por un recuerdo, teniendo que abandonar otros.
 |
Lucía a los 11 meses, mas o menos |
Qué se supone que llena mas? los brazos cálidos y protectores de tu madre por la noche, cuando de cría, me moría de miedo en la oscuridad de mi habitación? es más importante, quizás, que el instante en el que ves y sientes a tu hija, por vez primera? o que, por ejemplo, el momento en el que miras a la persona que amas a los ojos y te sientes completamente correspondida?
En esos vaivenes de la mente, fluctuaba yo, cuando la nena gritó con todas sus fuerzas: -"Mamaaaaaaaaaaaaaaaaaa"- y pensé, "es Lucía que se despierta, y me reclama"-. Y como siempre que eso ocurre, salté como un resorte del sofá.
Fue entonoces cuando decidí que, lo que me gustaría recordar para la eternidad, sería su carita sonriente y sus ojillos expresivos y llenos de amor, que me dan la bienvenida cuando me ve aparecer en la penumbra de su habitación.