O ver a tu hija corretear por la playa, iniciando un sensual juego con las olas, en el que lentamente, ella se va acercando un poco y otro poco mas, primero los pies, luego audaz hasta las rodillas, y animada, se moja el pelo con las manos y envalentonada, ya del todo, chapotea sin pudor en las aguas tranquilas de este otoño en Fuengirola.
Ese olor de nuevo, tan característico, de pescado asado a la lumbre de la madera de la barca y del aire de levante y por la noche, la mezcla fantástica de dama de noche y pizza... es total.
Todo un espectáculo la mezcla del tinto de verano con limón, las sardinas y la tormenta eléctrica sobre el Mediterráneo que nos inundaba las botas y el alma, lavando todo pensamiento oscuro y llenándonos de una paz alegre y fugaz, que duraría lo que dura el relámpago, pero que ya siempre quedará estampada en la retina de nuestro cerebro.
Así es Octubre en Fuengirola.
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