La búsqueda HOY de la felicidad pasa por una búsqueda de empleo. Tengo que agradecer mi trabajito de media jornada, del que si no existiera, he de decir, las pasaría pu....ejem, "canutas".

Pero a lo que voy, necesito una jornada de ocho hora y un sueldo, al menos "mileurista".
No es que tenga demasiados contactos, pero estos ya han sido "tocados". Mi principal actividad (tengo la sensación de que demasiado "pasiva") es buscar entre las páginas de ofertas de
www.infoempleo.es e
www.infojobs.net. De aquí saco bastantes ofertas, que he decidido hace tiempo, lanzarme a ellas con toda la artillería y no amedentrarme por las exigencias que, en muchas de ellas, acojonaría hasta al más pintado (para luego ofrecer de 10.000 a 12.00 euros anuales).
Si alguien me tiene que desestimar, que sean ellos, no me voy a descartar yo misma antes de tiempo.
He de decir que estas páginas hace años que las uso, desde que estaba en la agencia y quería cambiar de curro, es decir, antes de que naciera Lucía. Nunca me han llamado de ninguna!! efectivamente, he ido pasando las fases del proceso: CV recibido, en proceso, finalistaaaa!!! pero nunca ha concluido en la llamada de turno para una entrevista.

Actualmente, ni eso. Los procesos no se mueven o eres descartada inmediatamente. Quizá entre tanta demanda de empleo, a los mayores de 40, los rehuyan como si de la peste se tratara, no sé.
También pasó algo divertido el otro día. Descubrí una oferta de trabajo en una de estas páginas mencionadas, y, casualmente,conocía la empresa que ofertaba el anuncio, por varios motivos, pero uno de ellos y además importante, por estar ubicada en mi ciudad.
Empecé a contactar con amigos, los cuales se movieron como culebrillas en hoguera. En poco minutos, se había contactado directamente con la persona responsable de la selección y se le había recomendado mi candidatura. Me sentí tocada por la diosa fortuna, nuevamente, y agradecida por los amigos que tenía, los cuales habían hecho todo lo posible en su mano.
Finalmente resultó que el proceso duraba ya más de 1 mes y la tarde anterior habían contratado a alguien. Pero eso, realmente, fue lo de menos.

Entre idas y venidas de mail, expectativas, ilusiones, agradecimientos, se me pasó la mañana del miércoles en un suspiro.
Y mi ánimo subió disparado cual tapón del más valioso y caro champagne francés.