
Los chicos del instituto quedan a estudiar, (yo al principio quedé maravillada de esa juventud tan aplicada pues yo, en mis tiempos, estudiaba en casa como podía) pero también quedan para algo mas.
Es un punto de reunión, mucho mejor que Facebook o cualquier otra red social. Las niñas van con sus mejores galas y los chicos con su pelo más atrevido.
La verdad, es que la juventud es bella solo por el hecho de ser joven y eso solo lo aprecias cuando te has separado, como es mi caso, hace años de ella. Todos los niños y niñas me parecen que tienen su encanto, y que podrían sacarle mucho partido. Pero la vida, tan cruel, hace que ellos no sean conscientes de ese potencial (bueno, supongo, que habrá de todo) y suelen ser tímidos y cautelosos.
La mayoría estudia y son respetuosos con el resto del personal pero tienen sus momentos. Que si hola, qué tal estás, un par de muackssss, que si nos fumamos un cigarro fuera, que si tienes estos apuntes, o nos tomamos un café.
Las chicas se sientan juntas y los chicos con sus amigotes. Hay algunas parejas que también estudian juntas. Cada grupo tiene su estilo y por él se identifican. Las hay rubísimas con el pelo largo liso, sin un solo grano, con la cara perfecta y la ropa hasta el milímetro combinada. Los hay cachas con ropa supermoderna de marca y aunque estemos a menos dos, van con sus camisetas marcando bíceps.
Están los más tímidos, los más modernos, los más ruidosos, los más populares...a estos se les nota en seguida pues todos se vuelven a mirarlos y luego cuchichean.
También, cuando tenía menos presión, hablo del verano pasado, veía las estrategias de acercamiento chico-chica-chico, y cómo los niños miraban con descaro a las buenorras de turno, para luego reirse en complicidad. Todos repetían las mismas conductas que hace 25 años me tocó vivir a mi.
Cuando pasas tiempo en la biblioteca, te das cuenta que casi siempre son los mismos los que están, que ya tienen instaladas en sus vidas el quedar allí. Son los habituales, los que se mueven con soltura en el FacebookBibioteca.

Se parece a cuando nosotras quedábamos en el banco del parque a hablar, comer pipas y mirar a los chicos del banco de enfrente y comentábamos hasta la saciedad cuál de todos era el que más nos gustaba.
Decidido, voy a llamar a mi amiga de entonces y quedamos en la bibioteca...para estudiar!
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