Vuelta al ruedo

Mañana a currar. La peke a la guarde y yo al despacho. No hay vuelta de hoja. Por una parte me viene bien retomar la rutina. Por la mañana al trabajo y por la tarde más trabajo todavía ... la biblio.

Ya van quedando pocos días y eso tensiona, qué duda cabe. Este tiempo no lo he desaprovechado. Quitando los días estrictos festivos, los demás he ido a la biblio y me ha cundido. Todavía me queda mucho. Esta es la tercera Navidad desde que empecé con la opo. Pero es la única en la que tengo la sensación de no haber desaprovechado el tiempo, pareciera que las dos anteriores no hubiera estado preparándome para una oposición. Como si no hubiera sido real.

Mañana volveré al tren. A ver el cartel de " Martillo rompecristales, para acceder al martillo, romper el cristal" . Este cartel me marcó el primer día que viajé en el cercanías...(es que nadie se ha dado cuenta de la incongruencia??) me reía, y a la vez pensaba en la gente que me miraba y que pensaría que estaba un poco ida o loca...pero no lo podía evitar, ese cartel era hipnotizador y no podía de dejar de dar vueltas a la persona que había redactado el cartel.

La gente en el tren se distrae de diferentes maneras. La mayoría lee el periódico. Hay todo un ritual. Los viajeros de horarios anteriores y que han leido el periódico, lo suelen dejar en el altillo o si no en un asiento libre, dando a entender que puede ser usado por otro viajero.

Hay señoras que se dedican a maquillarse. Otros, como yo, más jóvenes, generalmente, que se bajan en la Universidad, estudian. Otros, escuchan música. Muchos juegan con el móvil. Pocos charlan.

Una vez, vino un músico callejero que tocaba canciones de los Beatles, mira, me alegró la mañana y le dejé propina, cosa que casi nunca hago.

El caso es que el tren, fuera del inconveniente del parking a tope o los veinte o veinticinco minutos de espera si pierdes el tuyo, es cómodo.

Más que ir atascado por la carretera de acceso a Madrid, pensando que ese día volverás a llegar tarde.